Aún no me creo todo lo que he pasado desde mi última entrada…

es más, aún no me creo todo lo que me ha aportado este blog que empecé ¡hace más de un año! como una manera de desahogarme, de contar mis experiencias y explicar mis sentimientos.

Buscaba sentirme mejor, pero a la vez ayudar a cualquiera que pasase por este duro trance de la infertilidad y la reproducción asistida. Pensaba que si leer mi historia podía aportar un rayito de luz y esperanza a alguien ya me daría por satisfecha.

Comencé a escribir y escribir casi sin leer lo que publicaba y me di cuenta que cada día sentía que el gran peso que había llevado durante tanto tiempo se aligeraba un poco.

Pero ante todo deseaba saber mucho más de lo que sabía. De hallar algunas de las repuestas que nadie me había dado. Había pasado un par de años complicados a varios niveles (personal, emocional y profesional) y llegó un momento, justo después de mi última FIV, en el que comprendí que necesitaba tomar las riendas de mi vida. De ser yo nuevamente. De sentirme a gusto conmigo misma, con mi interior y con mi cuerpo, y empecé con pequeños cambios. Pasados unos meses toda esta transformación se reflejó en mi peso, y por tanto en mi figura, que parece ser que es lo único en lo que se fija la mayoría de la gente, pero que no es, ni mucho menos, la parte más importante, aunque sí que reconozco que ayudó muchísimo para conseguir este hermoso e inesperado milagrito.

¡Tengo tanto que contaros!

Pero intentaré ir despacio para no dejarme nada. Para recordar cada pequeño detalle de todo lo que me pasó en el último año antes de “desaparecer”. Pero, para situaros, como en muchas otras historias, tengo que empezar por el final, o por el principio, según como se mire ¿verdad?.

Empecemos…

el 25 de mayo del año pasado publiqué en mi blog. Era justo el día que esperaba la “innombrable” y yo suelo ser un reloj suizo. Raro es el mes que se adelanta o retrasa un día o dos. Llevaba varios días con mis molestias típicas aunque aún no había aparecido mi habitual migraña, que no falla nunca. Así que di por hecho que se me iba a atrasar. No le di mayor importancia.

Esa misma noche al acostarme y moverme en la cama me di cuenta que, además de dolerme el pecho (igual que cada mes), lo notaba diferente. La verdad es que me asusté porque pensé que tenía “algo”. Empecé a palparme, buscando algún bulto. Noté más de uno. Me pasó de todo por la cabeza menos un embarazo. Os lo puedo asegurar. Respiré hondo y decidí que si en unos días seguía igual iría al médico, para quedarme tranquila.

Al día siguiente era mi primer día de retraso.

Tuve hasta un pequeño mareo, pero lo achaqué a las cervicales que no las tenía muy finas. Aun así me extrañó porque hacía meses que no me había pasado. Estaba sola en casa y después de comer se me ocurrió ordenar un poco los cajones del baño.

Ante mis narices, y como invocado por algún duendecillo, apareció uno de esos infames y horribles test de embarazo de tira.

Había llorado tantas veces durante tantos años al ver el blanco nuclear como resultado que les tenía verdadera tirria. Me había sobrado de mi último tratamiento y lo primero que pensé fue en tirarlo pero como seguía sin ver a mi querida amiga, la de rojo, pensé “pues voy a hacer como siempre, me lo hago y enseguida me bajará, seguro que no falla”.

Busqué un botecito, no sé ni de dónde lo saqué, y después de hacer el pis de rigor metí la tira. ¡No tuve ni que dejarla en el baño, encima de su envoltorio, como siempre hacía! En cuanto empezó a subir el rosa se marcaron al segundo las 2 rayas. Empecé a temblar como una hoja, mirando el test con no sé que cara pero alucinando totalmente y lo primero que pensé fue ¡¡ayyy que a ver si es que tengo un tumor o alguna de esas cosas malas y raras que encima se marcan en un test de embarazo!!!

Y como cualquier mujer infértil que haya meado tantísimas veces palitos de esos, hice lo que haríamos todas…¡¡hacerle fotos!!

Y, por supuesto, mandárselas a una amiga muy querida que había aguantado mis lágrimas durante tantísimos años. Aquí os dejo una de ellas, para que comprobéis por vosotras mismas, que tal y como dije hace años, los positivos no son una leyenda urbana y sí que existen (yo pensaba que todos los test negativos los compraba yo, y que los positivos, los buenos, les “tocaba” a las que se quedaban “sin saber cómo había pasado”).

 

test-embarazo-positivo

PROMETO, esta vez sí, que continuará….