Cuántas veces os habéis preguntado

¿Qué podíais hacer después de la transferencia de embriones?

Cuando empecé con las Inseminaciones Artificiales, cada negativo me generaba un millón de dudas. Incógnitas que después de unos cuantos intentos me produjeron un estado de nerviosismo y pesimismo difícil de controlar.

Pasar a la FIV fue como ver el cielo abierto. Sabía que muchas de las preguntas que me hacía, tendrían por fin respuestas. Y que por supuesto mis posibilidades de conseguir el embarazo aumentaban espectacularmente.

En mi primera transferencia, con la esperanza de ayudar a mis embriones a implantarse, seguí al pie de la letra todos los consejos que encontré o que me explicaron. Y eso que algunos no me gustaban nada, como el famoso Aquarius. Comí más nueces que una ardilla, y a pesar de lo que me gustan las sardinas llegué a aborrecerlas; sin exagerar. También me quedé varios días en casa, con miedo a moverme hasta para ir al baño. Por desgracia mi beta fue negativa.

En la segunda transferencia, esta vez de embriones congelados, sólo hice las 2 horas de reposo de rigor del hospital, nada más, y reanudé mi vida diaria al día siguiente. Creo que menos hacer el pino (cosa que no me habría atrevido ni a intentar para que no se “cayesen” mis preciosos embriones); hice todo lo que fui leyendo, siempre que me pareciese mínimamente razonable, claro.

Lamentablemente los 2 intentos fueron negativos, y eso que los embriones siempre eran “muy bonitos”. Nunca sabré qué hice mal (si es que lo hice) o qué podría haber hecho para ayudar a que implantasen, pero la sensación de impotencia y de haberles fallado a mis embriones me sobrepasó.

 

Había hecho todo lo que decían que ayudaba

Pero a pesar de todo no lo conseguí. Estaba convencidísima de que algo me pasaba, que mi útero nunca acogería a ningún embrión; fuese lo bonito y perfecto que fuese.

Nunca sabré si podría haber hecho algo más para conseguir el embarazo. Seguramente alguno de mis embriones no estaba tan bien como parecía. Mi endometriosis tampoco se lo puso fácil a los que quizás hubiesen podido, por lo menos, intentarlo.

Por aquella época pensaba que me cuidaba, pero con los años aprendí que para optimizar y mejorar mi fertilidad; debía hacer algunos cambios no solo durante el tratamiento o la betaespera, sino lo antes posible.

Aprendí que de esta manera las posibilidades aumentan notablemente. Sobre estos cambios uno de los más importantes que hice fue, por ejemplo; el de eliminar definitivamente la leche de vaca de mi dieta (tomaba varios vasos de leche al día), y no solo para la transferencia embrionaria como leí en algunos foros; sino como una de las bases de mi nuevo estilo de vida.

Mi esperadísimo positivo llegó por fin

En mi segunda ICSI (mi tercera transferencia). Hasta 6 años después (con varios tratamientos negativos en medio), no llegó mi asombroso embarazo natural. Después de investigar mucho y de darle mil vueltas a todo lo que hice igual en ambos embarazos en los días de la implantación, llegué a las siguientes conclusiones que espero que puedan ayudaros:

  • Caminar cada día dando paseos suaves, relajantes, que nos permitan desconectar de todo el estrés que conlleva el tratamiento y que se conviertan; si puede ser, en una rutina placentera. Nos ayudarán a controlar la ansiedad y a mantener nuestro útero bien irrigado. Nuestro endometrio estará así en mejores condiciones para la implantación. Si pueden ser por una zona agradable muchísimo mejor. En mi transferencia positiva mis paseos fueron por la playa. Los días transcurrieron tan plácidamente que a veces ni me acordaba que estaba en plena betaespera.

Cuando me quedé embarazada natural recordé que justo la semana después de ovular había quedado un día con una amiga para caminar. Además, como ya era primavera y hacía mejor tiempo dejé de coger tanto el coche para moverme por mi pueblo, por lo que me volví un poco menos sedentaria que de costumbre.

  • Llevar una dieta equilibrada. Eliminando sobre todo los azúcares (y os aseguro que esto me costó lo mío, con lo golosa que soy). Creo que éste fue uno de los puntos más importantes. En mi tratamiento positivo estaba pasando esos días en casa de mis padres. Mi madre siempre ha cuidado mucho la alimentación y mucho más desde que a mi padre le diagnosticaron la diabetes. Así que durante varias semanas mi dieta fue algo diferente a la que yo seguía habitualmente. Dieta que buscaba controlar las subidas de glucosa que mi padre debe evitar a toda costa.

Algo muy parecido me pasó cuando llegó mi milagrito, ya que unos de los cambios que hice para ayudar a mejorar mi endometriosis fue la de prescindir del azúcar, edulcorantes, harinas blancas y almidones. Fue entonces cuando descubrí la Stevia, por ejemplo.

  • Huir del estrés. Ésta es casi la parte más complicada para todas. Por esto siempre os recomiendo que estéis lo más tranquilas posibles, si no puede ser durante todo el tratamiento, como mínimo los días después de la transferencia embrionaria. Niveles altos de cortisol (la llamada hormona del estrés) pueden alterar tanto la ovulación, como la fecundación e implantación del embrión. Casualidad o no mis 2 positivos llegaron en momentos de mucha calma, sobre todo a nivel laboral. Decidí parar en todos los sentidos durante el proceso y dedicármelos a mí y a mi familia.
  • “Alimentar” bien nuestro endometrio. Caminar, como ya he comentado anteriormente, es una de las maneras más fáciles. De esta forma nos aseguramos de que haya una correcta circulación de la sangre y por tanto de oxígeno en todo nuestro aparato reproductivo. Incluido el útero. Así ayudaremos a que nuestro endometrio esté más receptivo para la implantación. También, podemos conseguirlo si además, a través de la alimentación e incluso añadiendo algún complejo vitamínico, nos aseguramos de la ingesta adecuada de algunos nutrientes indispensables para el correcto crecimiento del endometrio. Por ejemplo la vitamina E, el hierro y la vitamina C. Otra manera de incrementar el riego sanguíneo y la vasodilatación del tejido endometrial, es con algunas hierbas. Por ejemplo el ginseng o la canela; pero en este caso hay que tomarlas con muchísima precaución para no provocar el deseo contrario. Un exceso podría producir pérdidas gestacionales involuntarias. En algunas clínicas, hasta prescriben Viagra a las chicas con dificultades para conseguir un grosor del endometrio adecuado; para la transferencia de embriones.
  • Y por último pero no menos importante: dormir bien. Nuestras hormonas se equilibran durante el descanso. Por esto es  indispensable que durmamos las horas necesarias para conseguirlo y no alterar demasiado nuestro horario de sueño, incluso si es el fin de semana. Durante la noche se regeneran y reparan también nuestras células, incluidas las endometriales.
Nadie puede garantizar el éxito de ningún tratamiento de Reproducción Asistida.

Por desgracia, no existe ninguna fórmula mágica para conseguir el embarazo; ya sea de manera natural o con ayuda de la ciencia. Pero no dudo que algunas recomendaciones, pueden ayudarnos a darle ese “empujoncito”; que le falte a nuestro cuerpo para que esté en las mejores condiciones para lograrlo. Como siempre digo cualquier pequeño detalle puede marcar la diferencia, sin duda.

Espero que estos sencillos consejos os sean de utilidad, igual que me fueron a mí.

¡Muchísima suerte luchadoras y a por todas!